Todos sabemos, porque se nos ha repetido muchas veces desde el colegio, que casi las tres cuartas partes de la superficie de nuestro planeta está cubierta por el agua de los océanos. Sin embargo desconocemos buena parte de lo que sucede ahí abajo. De hecho los científicos afirman que conocemos más sobre la luna que de nuestros océanos. Es irónico habiéndose demostrado que la vida en la tierra depende de ellos, y que la luna no muestra otra faz que, aunque hermosa, no sea inerte. Todo este torrente de sabiduría lo ilustraba Newton de una manera muy gráfica y poética que además nos viene al caso:
Lo que sabemos es una gota de agua, lo que ignoramos es un océano.
Para que luego andemos sólo mirando al cielo en busca de inspiración. El caso es que lo que os queremos mostrar hoy aquí es el resultado de uno de esos intentos de conocer un poco más las profundidades del océano que, aunque a la superficie no nos llegan muchas imágenes de aquellos mundos submarinos (entre otras cosas porque la luz solar sólo alcanza hasta los 200 metros de profundidad), no paran de sorprendernos.
Salvando las distancias con el material del Censo de Vida Marina, nosotros nos hemos traído otras curiosidades del fondo de los mares; aprovechando una de las maniobras rutinarias a bordo del Hespérides (el buque científico del que tantas veces hemos hablado aquí) se han obtenido estos entrañables "dedales" de poliespán que acostumbraban a ser vasos para el café antes de que los sumergieran a 4000 metros en medio del Atlántico. Cuesta creer que un objeto tan frágil en nuestras manos haya sido capaz de soportar tamaña aventura. ¿Qué habrán visto allá abajo?...Ladies and gentlemen, con todos ustedes ¡¡nuestros dedales que solían ser vasos (y, acompañando a la guitarra, Lennon)!!:
Complemento para Playmóvil de Zuriñe para El Resi. Fotos de Pelopantón.
El proceso que experimentan estos objetos es sencillo: los vasos se sumergen junto con un aparato de recogida de agua a diferentes profundidades denominado CTD o Roseta. Estos, al soportar una presión de 400 atmósferas (equivalente a la presión que tendríamos que soportar si diez boeings 747 repletos de carga se nos pusieran encima) se comprimen debido a las burbujas de aire que contiene el material de poliespan. Y así, pintaditos y todo, cambian su tamaño convirtiéndose en verdaderos tesoros marinos que apelan, dentro de su simpleza, a la curiosidad humana por comprender qué sucede a sólo unos pocos kilómetros bajo el agua. Todo un misterio....
Arriba, dentro de una red, los vasos acompañan al CTD hasta 4.000 metros de profundidad con los mensajes
de los científicos. En el centro, Sara y Zuriñe nos muestran el tamaño inicial de los vasos y Resi dibuja un CTD
entrando en el mar. Abajo, los vasos preparados para sumergirse. Fotos cedidas por los científicos a bordo.
Gracias Pati por el vídeo;)
¡Qué guapo! En el primer leg quisimos sumergir un bloque informe de polex, ¡pero lo de los vasos-dedal mola mucho más! En cuanto tenga tiempo le dedico una entrada...
ResponderEliminarPor otro lado, de hecho, los océanos cubren más de dos terceras partes del planeta azul: leí hace poco que era un 71% de la superficie.
Te recomiendo también este documental sobre los fondos abisales. A mí me fascinó.
http://www.youtube.com/watch?v=NhYRgp4qmi4
Muchas gracias Almu, a ver cuándo nos volvemos a embarcar y probamos a enviar otros materiales a 4000 metros!
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